03 agosto 2013

All Star Superman - Grant Morrison, Frank Quitely

Como contaba hace poco por aquí, no soy para nada de Superman, nunca ha sido mi tipo de personaje. Pero teniendo quien me pueda prestar material y tras el buen sabor de boca del -Superman: El Hombre de Acero-, me atreví con alguna que otra obra cumbre del personaje. Este es ya un Superman del siglo XXI, escrito por Grant Morrison (chalado y contracultural donde los haya) y dibujado por Frank Quitely (dibujante de mostrencos musculosos y cosas con muchos detallitos al que mejor no sacar de sendas áreas). Sin embargo, la cosa queda bien. El dibujante es un manazas, pero al menos tiene personalidad y sabe dibujar (ni eso suele ser habitual en la industria)


Si hace poco contaba también lo del reboot que hizo DC en los ochenta que daba oportunidad al trabajo de John Byrne, aquí tenemos algo parecido. Estaban al borde de un nuevo reboot y dejaron a Morrison la oportunidad de despedirse de él. Total, iban a volver a contar su origen, ¿por qué no matarlo? Bueno, eso ya lo hicieron en los 90, pero eso es otra historia...

En All Star Superman, el interfecto cae en una terrible trampa de Luthor aunque en un principio no lo sepa. El plan es hacer que su cuerpo absorba demasiada energía solar y sus células, incapaces de contenerla, desarrollen algo parecido a un cáncer. Digamos que tiene oportunidad de saber que se muere lentamente, así que decide mantenerlo en secreto y cerrar unos cuantos asuntos.

Hay que indicar que la obra es interesante por muchos detalles. Morrison posee un enorme conocimiento como fan del personaje que pone en práctica, y en esta última-historia-de-superman también hace a su manera que sea la primera reincorporando multitud de elementos de la historia clásica del personaje dando ambos autores su propia versión de él (adviertáse que muchos de estos elementos son anteriores al reboot de los 80, pero iba todo a reiniciarse de nuevo, pues nada). Esto se disfruta en secundarios y guiños como el reloj para llamar a Superman de Jimmy Olsen.

En cuanto lo nuevo que se aporta, Quitely revisa gráficamente el universo de Superman, nos muestra a un Clark Kent encorbado y despeinado que si parece transfigurado, un Luthor asténico y, mal que nos pese, una Lois que parece que tiene síndrome de Down. No se que le pasa, pero parece que cuando se le tuerce un dibujo... en fin.

Los asuntos pendientes son cosas como contarle la verdad de una vez a la mentada Lois y hacerle sentir un día qué es ser una heroína (y ya puestos, una pareja de iguales), intentar comprender a Luthor aproximándose a él como Clark y cosas así. Pero no andamos en un cómic contemplativo ni esto es como la peli de Volver a Empezar. Tendremos tiempo para que Olsen la lie, nos invadan los alienígenas, le fastidien la cita a Superman o aparezca Bizarro. Aburrirnos no nos vamos a aburrir.

Todo esto no deja de tener el toque Morrison respecto a la superciencia que tanto le gusta concebir y planteamientos curiosos metidos en esta recreación de la (ya alocada) Edad de Plata. También hay un interesante cruce con su trabajo en la JLA que más vale no destripar. O sea, que la cosa no es ni tan contemplativo ni tan cerrada como parece. Una grata lectura que se agradece y se lleva sin estridencias (salvo lo fea que es Lois, claro). Recientemente ha sido reeditada la miniserie por ECC, así que es una compra muy recomendable como tiro fijo de algo digno de leerse y que no te hará derivar en sagas, crossovers ni gaitas.

Como curiosidad, adjunto la portada antigua, no la de la reedición en tomo, porque por culpa del podcast Charrando de Tebeos no puedo mirarla de la misma forma que antes. Comentaban que muestra a superman haciendo aguas mayores y que de ahí lo que parece una nube en la que se sienta (las nubes no son sólidas), que serían flatulencias y esa extraña cara de satisfacción del super... pues no puedo dejar de pensar en ello y, conociendo a Morrison, igual nos la ha colado así y todo.

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