24 diciembre 2015

Afterpunk, creando rol ciberpunk: la necia droja

Mencioné con anterioridad que hay dos importantes problemas contemporáneos (para nosotros y la época en la que se escribió el juego original) que se despacha Cyberpunk 2020 de una manera torpe, brusca e infantil. Casi parece advertencia sobre lo que nos esperaba en la tercera edición (inédita en España, conocida como Barbiepunk) y es que esta gente lo que no tomaba de obras del género les quedaba algo... mal, para que negarlo.

Estos asuntos son el circuito mundial de tráfico de drogas duras y Oriente Medio, su efervescencia política y sus oleadas de terrorismo. En Cyberpunk 2020 lo veían muy sencillo ¿La droga es mala? enviamos al ejército, matamos a los narcos y quemamos los campos. Da igual la soberanía de los países, que sean muchos, que se produzca en más lugares aparte de latinoamérica... En cuanto al terrorismo, asunto siempre muy reciente, presente y doloroso, creo que basta ver las noticias para comprender que tirar bombas nucleares no solucionaría el problema, pero esa es la estúpida solución del clásico Cyb.


Abordar estos asuntos peca de ambicioso para lo que supone la estructura o paciencia ajena que se obtiene de un blog, pero me gusta aproximarme a ello, aportar algo, veremos cómo queda lo que tengo que contar sin esperar con ello agotar el tema o dar conclusiones lapidarias. En esta serie de posts bailamos o jugamos con la idea de apechugar realizar un juego ciberpunk heredero del clásico. Hoy vamos a hablar de droja, la necia droja, que no debería faltar en un entorno de ficción urbana futurista. Veamos cuanto podemos avanzar o comprender sobre ella.



Los autores debieron pensar que existiendo trabajo combinado con diversos países mandando agentes de la DEA (la agencia USA dedicada al tráfico de drogas), cabía pensar que podía ponerse la cosa más caliente con las guerrillas y los paramilitares defendiendo sus negocios, llevando eso a autorizarse operaciones militares tal cual. Había pasado ya en otras zonas de influencia de los Estados Unidos, tal como ha vuelto a pasar desde que apareció el juego. Esto era interesante al servicio de la ambientación en dos sectores, por un lado, conseguía hacer común que hubiese soldados veteranos entrenados y sin trabajo esperando ser PJ y antagonistas (con implantes de combate y otros tipos de desarrollo militar, que toda guerra hace que avancen sus herramientas). Por otro, daba pie a que eliminadas las drogas clásicas, nos pudieran colar eso de espumas que colocaban en vez de beber cerveza. Esto es una premisa tan imbécil como que dados los avances en bromatología, todos comeríamos de pastillas y barritas energéticas en el futuro, algo visto en la ciencia ficción de los 50 o 60. Es ingenuo, pero es precisamente la carencia de cocaína lo que lleva a algo tan atroz y ortopédico como el crack, que viene a ser, para nos no-entendidos, como fumar en papel de plata paro servido en kit preparado listo para tomar. La premisa debía ser que las nuevas (y absurdas) drogas triunfarían si faltan las otras. Curiosamente, la historia y forma de presentación de producto del crack se nos muestra más ciberpunk y propio de oscuro futuro que todas las opciones que nos servían en bandeja. Pero ya volveremos a eso.

Esto son Jungla Commandos, cuerpo USA-GB
dedicado a operaciones antidroga en Colombia.

La droga sustenta gobiernos. Es fácil para el WASP norteamericano y el refinado europeo (o, bueno, nosotros los españoles) imaginar gobiernos corruptos de países cuya mayor divisa es el tráfico. Algo de esto hay, pero es una visión reduccionista y sesgada. 

Es un hecho confirmado, pero no suficientemente conocido, que el tráfico fue algo que interesó al gobierno norteamericano en muchas ocasiones. Por ejemplo, se toleraba en la Guerra de Vietnam (gran inspiración para las guerras centroamericanas del viejo Cyb) para mantener a las tropas entretenidas y alejadas del estrés de combate. Por supuesto, acabó siendo un problema y causa sensible de bajas, más que el fuego enemigo en muchos casos.

Otro ejemplo ha sido la singladura de la Agencia Central de Inteligencia o CIA. Creada originalmente para defenderse del espionaje soviético fuera del territorio USA, ha servido desde siempre a los intereses del país, y estos son también los de sus poderosas corporaciones. La CIA está detrás del derrocamiento de gobiernos legítimos lo mismo que ha derribado (o apoyado) dictaduras. Los intereses de la American Fruit Company en Chile tienen mucho que ver con el golpe de Estado en tiempos de Salvador Allende.
Pero hay dos sucesos importantes en la historia de la CIA, uno es la desaparición del enemigo que le daba sentido, la URRSS, la otra es que presidentes bienintencionados han cuestionado que deba servirse tantos fondos enormes a la CIA para sus operaciones, incluso antes de la caída en desgracia del oso rojo.

Esto se tradujo en que la CIA se encargó de conseguir dinero con el tráfico de estupefacientes. La auténtica explosión que ha tenido la cocaína en los últimos años se debe precisamente a eso. Podéis serviros de Google para buscar información al respecto. También hay dinero del tráfico internacional en la bolsa de Wall Street. La droga es muy mala ( y cara además de muy mala calidad) pero no va a solucionarse invadiendo a ningún país porque no interesa que se solucione, es un buen negocio que, incluso la legalización de algunas de sus variantes, vendría a enturbiar y fastidiar.

Ahora, vamos a hacer algo nuevo en esta serie de posts y es dar info o fuentes de, como incisos.

El dilema de Evo Morales y la DEA. Parece que está la cosa mal, pero antes de alarmarse (o vanagloriarse) por esta noticia, conviene estudiar el marco. El gobierno de Morales, como tantos otros, colaboró con la DEA, pero finalmente dejó de dejarles actuar en el país porque, lo dice él y no he estudiado sus pruebas, la propia agencia estaba relacionada en la permanencia del problema que le da tantos empleos. Los últimos años sin la DEA allí han supuesto un avance disminuyendo la producción siguiendo un curioso plan basado en la realidad del asunto.
Al parecer, eso de las plantaciones en fortalezas con nativos esclavos es cosa de las películas y son ganas de hacerte ver ante las comisiones antidroga. Lo que ocurre es que labriegos, libres pero pobres, plantan coca y la venden a los señores narcos (que son quienes la procesan químicamente y exportan) para poder comer ellos de sus campos. El plan gubernamental no se basaba en policías ni vigilancia, sino en conseguir que debido al precio miserable que se pagaba por el kilo de hoja de coca, les sea más rentable a esos pequeños agricultores el plantar patatas gracias a ayudas gubernamentales y proteger los precios. Ellos solo quieren sobrevivir trabajando en lo que saben hacer, son la parte más amplia, débil y básica de la cadena o pirámide de productores de droga. Si se planta menos materia prima, se produce menos coca manufacturada. Los narcos no cogen azadas. Simple pero efectivo. Sobre los datos exactos y cómo parece ser que se le da la vuelta a esta situación, ya les dejo con google.

Por otro lado, si están poco informados es comprensible que crean que he hecho acusaciones muy duras incluyendo agencias gubernamentales. Es lo que pediría a un público crítico e inteligente: que pida fuentes para respaldar mis aseveraciones. Es largo de contar lo que me pedirían con ello y supondría un tremenda colección de datos, o incluso links, así que les dejo con este audio reciente con la entrevista a un informante de corte académico que, nada amigo de pringarse en teorías de la conspiración, trata parte de los asuntos antes comentados junto a algunos extras interesantes, como la lucha de bandas armadas como ETA o los Black Panthers contra el tráfico. Lo de malos, malosos contra la droga y esta como arma, teorías que existen y están en la calle (son detonante de los disturbios raciales masivo en USA durante los 90), daría para otro post o una colección de ellos, pero quedémonos así, solo marcando los grandes temas en pinceladas. 

Escena de Trainspotting, reseñada por acá si mal no recuerdo.

Curiosamente, son los régimenes totalitarios los que son más férreos con las drogas. El tercer Reich fue el primer gobierno en hacer campaña contra el tabaquismo (droga blanda, recordemos, pero droga) y la URSS se encontró en los años 80 con este problema, nuevo para ellos y venido junto a los veteranos de Afganistán, actuando con muy duras condenas entendiéndolo como un vector de degeneración social que condenaba a su juventud productiva.
Sin embargo, y esto es curioso, para el capitalismo de mercado la droga es un buen negocio. Creedme, nadie daría esa orden de ir a los países productores y joder el negocio, máxime cuando toda decisión bélica o que simplemente signifique enviar tropas fuera, es muy delicada de encajar en el congreso y muy polémica de cara a sus votantes para las reelecciones.

Los PJ de un supuesto nuevo juego ciberpunk deberían tener drogas y sus problemas sociales dentro de su ambiente. La extracción social de estos debe ser la de gente que ha de buscarse la vida y por la que nadie apuesta, metiéndose en líos para conseguir sobrevivir y el tipo de personas que nadie echaría de menos y que se pensarían vender su alma al diablo (a una corporación) si tuvieran algo interesante que ofrecer. Es duro, pero la cara terrible que tiene el tráfico de drogas siempre es menos amable y más generalizado entre los más desafortunados de una sociedad. Los PJ de un juego de este tipo deberían ser de este tipo de gente, y una buena campaña ser la historia de su pugna mediante un intento de salir de la mierda que les rodea o los mate del todo. No introducir drogas en tu entorno de juego sería un ejercicio tan poco auténtico como la Nueva York de Woody Allen, donde todos son intelectuales de trabajos liberales, bien situados y donde parece que no hay negros ni orientales. Puedes hacerlo, pero eso no sería muy ciberpunk lo mismo que lo suyo no es la ciudad. 

¿Cómo sería la droga en ese futuro? Como de costumbre, buscamos basarnos en los elementos que tenemos hoy, con unas tres décadas de ventaja frente al primer juego. Si observamos la oferta hoy día disponible, siguen funcionando opciones muy básicas, como la marihuana. Esto es así por la facilidad de su producción (puede hacerse en casa si consigues semillas) y no necesitar de un procesado químico de laboratorio caro. La marihuana siempre va a ser un must, accesible en precios y flexible para lo recreativo. Su bajo precio y la competencia del autocultivo no da para generar grandes mafias y cuando se sirve en una organización criminal suele ser siempre una parte del negocio en su oferta de productos (extorsión y sicarios) o parte del catálogo que contiene sustancias mucho más nocivas y lucrativas.

Los agentes de la DEA tampoco dejan de parecer paramilitares a veces

Otro inciso, y sobre el tráfico. Hace tiempo leí un libro que proponía como misterio a resolver el por qué la mayoría de los camellos aún vivían con sus madres y esto es muy cierto, para nada contradictorio. Los vendedores a pie de calle trabajan con pequeñas cantidades (directamente al curioso o al adicto) deben responder ante alguien de arriba respecto a su productividad semanal, vigilar a sus vendedores (que no les roben y cumplan con sus horas de apertura), asumir pérdidas (que consuman su producto, que les roben asaltándoles adictos en su puesto de trabajo, detenciones y requisamientos policiales). Esto no da pie a amasar una fortuna, si bien suelen tener una especie de fondo de seguridad por si han de huir de la noche a la mañana (guerras de bandas, jefes contrariados, la policía con orden de busca y captura). Tener una cantidad de dinero ahorrada por si acaso, no te hace sentir nunca que sea suficiente y un dinero para emergencias no es precisamente algo que gastas. La oscura realidad de esto es que muchos camellos mantienen a su familia así y guardan esos fondos que podrían mantenerla si pasan una temporada en la cárcel. Los gastos suelen hacerse con materiales sin factura ni registro, CD, equipos de música, ropa deportiva... fruslerías que les hagan proyectar una imagen de éxito entre los suyos y hagan más cómoda su vida en una ficción que intentan creerse.

Ambas necesidades, junto a no despegarse de su zona de trabajo (las áreas y empleos para ella se conceden a la manera de franquicias para un manager que maneja entre 3 y 5 camellos como mucho, haciendo turnos él mismo para la venta) retienen a los pequeños traficantes sin medrar. Les sería posible a veces irse a vivir a una zona menos conflictiva, pero entonces descuidarían su negocio, sus subalternos y llamarían la atención de las autoridades. Todos quieren ser Tony Montana y cambiar el final, o quizás el protagonista malvado de New Jack City (recomendable documentación leve pero amena), pero casi nunca despegan del viejo barrio y a veces se marchan solo cuando pasan temporalmente por la cárcel o el depósito de cadáveres. La (sobrestimada) serie The Wire en sus primeras temporadas puede orientarte también y en menor medida Clockers, el film; si bien es mucho más recomendable el libro, como siempre, pero especialmente por la info sobre los usos, costumbres y entramado del mundo de la droga al por menor.

Continuando con las drogas al uso, el opio, curiosamente, dio para guerras coloniales y supuso problemas de orden social en el pasado, pero ahora anda pasado de moda. Cuando tratemos con un elemento como la droga para nuestras ambientaciones, debemos tener en cuenta que la legalidad es un asunto esquivo que no siempre funciona consecuente al peligro para la salud, sino a la alarma social y otros intereses. El cigarro que me estoy fumando ahora es perfectamente legal pero mata más gente al año que la heroína, y aunque el opio está prohibido, existen una miriada de productos de distribución legal pero controlada, en forma de medicamentos derivados, los opiaceos. Muchos medicamentos son adictivos por su naturaleza relacionada con drogas al uso.


No veo impedimento para que el opio volviese a estar de moda como droga en un entorno concreto. Las drogas son cultura, existe una cultura de las drogas; y cada una de ellas suele estar relacionada con un tipo de subcultura y más aún con un extracto social o tipo de gremios laborales. Por ejemplo, los ejecutivos de los 90 no se metían playboys ni mitsubishis como los jóvenes de la ruta del bakalao, sino que continuaban con su cocaína. 

Inciso: lo que he mencionado son tipos de pastis (pastillas) célebres denominadas así por el logotipo que llevaban marcado. Adulteradas y con distintos componentes, su base era la anfetamina, no el MDMA (éxtasis) como tal con el que se le confundía y que había que buscar entonces en la culture club londinense. Sobre el terreno son inconfundibles, ya que el dopado de éxtasis tiene una desagradable tendencia a abrazarte y decirte que molas y que te quiere, mientras que el pastillero es como un gato encerrado, un manojo de nervios y se jode los molares de apretar la mandíbula.
Lo digo también con conocimiento de causa bibliográfico, comprobando monografías sobre el tema que incluyen análisis de laboratorio. Veo con horror que Juan Gamella Mora no tiene entrada en la Wikipedia, pero buscaros sus libros sobre el tema.

Retomando, el opio está muy arraigado en la cultura china. Tanto es así como para que se les subleve la gente cuando distintos gobiernos han intentado prohibirlo, teniendo que actuar con cierta tolerancia. Nuestro mundo cada vez anda más unido comercialmente a China y con más hombres de negocios de ralea cuestionable actuando en nuestros países. No se me antoja nada extraño que en un cercano futuro el opio circulara de nuevo en países occidentales, especialmente aquellos que eran metrópolis coloniales (donde llegó antaño), ahora que casi somos nosotros los colonizados (al menos, en cuanto su economía y productos). Bastaría que un grupo determinado les diera por encontrar gusto al opio como algo selecto y distinguido. Esto último es vital para que una droga de nicho arraigue, una subcultura. Es posible que artistas en particular o hipsters en general se rindieran al glamour de fumar en pipas importadas y compartir sesiones de acople en cojines en sus loft pasando tardes entre las ensoñaciones que produce. Posiblemente lovecraftianas, pero estamos trabajando género ciberpunk.

Foto promocional de la modelo Dani Divine

Puede sonar esto tonto, pero los humanos somos así de tontos. Nos guste o no, gremios como los músicos de rock han sido embajadores de la droga y el exceso en general, no siendo su muerte por culpa de ello una razón suficiente como para pensarse el no seguir sus pasos. La heroína, por ejemplo, que fluctúa en popularidad según años, pero que está a la baja y muy marginalizada; se estima que fue siendo desterrada no por sus terribles efectos en el consumo prolongado o por ser las agujas (mal)recicladas un vector de contagio del SIDA, sino porque pincharse dejó de estar de moda, dejo de tener encanto y era algo muy de pobres. Como lo lees.   

Los adictos son típicos y clásicos, como las drogas en boga. La mayor parte de ellas son derivados de las de siempre. El crack es una versión degradada en laboratorio de la cocaína, que es a su vez un producto elaborado en el laboratorios industriales de la hoja de planta de la coca. Nadie pidió el crack, pero la aguja estaba siendo mal vista ya y los cargamentos de cocaína empezaban a escasear subiendo su precio. Había un mercado, porque por eso persiste el tráfico de drogas, alguien quiere siempre comprar, pero no podía hacerse bien negocio a esos precios, así que la solución fue tratar la cocaína ya procesada una vez para conseguir de ella más dosis y más baratas como elemento a fumarse en vez de esnifarse. Una trasformación en vez de bajarse su pureza cortándola (mezclar con talco u otros elementos para multiplicar la cantidad)  Esto podía complicar la toma efectiva, pero los proveedores, que trataban la cocaína en territorio norteamericano, se encargaron como dije antes de servir el producto en cómodos viales, listos para encenderse y fumar. Éxito enorme en ventas, y greatest hit en el ranking de causas de defunción, conseguía un mayor cuelgue y más rápida adicción con un producto aún más tóxico, pero mucho más competitivo entre las clases bajas que la cocaína que siempre ha estado al lado del éxito social en su amplia gama de tipos de calidad.

Dados estos referentes reales, no veo para nada descabellado que una droga clásica pueda variar en una nueva forma de producto con un nuevo procesado por razones aprecidas a las del crack. Por ejemplo, la ilegalización de la morfina nos llevó a la heroína para su uso en los hospitales de campaña, producto menos fino y de mayores consecuencias adversas. Las drogas de tráfico ilegal no nacen ni cambian por decisión de los adictos, ni su historia se escribe en el vacío sin las condiciones sociales y económicas de los países de implantación.

Pongamos un ejemplo, remitiéndonos a la caída en popularidad de la aguja. Las inyecciones sin agujas hipodérmicas de las que nos hablaba Cyberpunk 2020 son una realidad común ahora. En tu mundo no sería incoherente usando la información ofrecida aquí que se presentase una nueva versión de la heroína o producto derivado de esta, servido en jeringullas de presión de aire o en cartuchos preparados para ellas, en una presentación de producto similar a la del crack.
Las condiciones de este nuevo producto podrían pasar por adulterar y degradar (aún más) la heroína que corre por las calles, en una relación en ese sentido también parecida a la del crack. La heroína tiene una subida rápida y es muy adictiva, pero siempre se podría recortar el tiempo de afecto al alterarse. Un nuevo nombre y una (falsa) leyenda urbana sobre que no tiene efectos secundarios, nos daría una droga de fácil administración con posibilidades para ser popular en tu cultura ciberpunk ficticia.

Como decía antes, no hay grandes sorpresas en estas décadas en cuanto drogas, se tienda a tomar lo mismo derivado de las mismas fuentes. Entre lo más peculiar está la metaanfetamina o meta (meth) ahora popular entre hispanoparlantes gracias a alguna serie de televisión. Sin embargo, nace en 1919 y era la base de un medicamento en inhaladores comercializado en 1938. La meta es una devastadora droga que se ha hecho un lugar entre la población más rural y marginada de EEUU, debiéndose esto a su bajo precio y que las necesidades de producción en laboratorios caseros no son muy exigentes. Alguien al que le quede un poco de cerebro y tenga cuidado con los materiales a agenciarse podría montarse uno sin demasiados problemas. La última peligrosa moda en cuanto facturación gira en torno de producirse mezclando componentes en una botella de plástico, lo que no te protege ni de las emanaciones tóxicas ni la mala costumbre de la sustancia de provocar incendios, pero ya estoy divagando...
Drogas de naturaleza y fabricación similares a la metaanfetamina podrían distribuirse por las calles de tu ambientación. Barata e hija de laboratorios relativamente sencillos y clandestinos, tiene el aspecto de haber ganado popularidad para quedarse. Podría ser un buen ejemplo (para la ficción, claro).

Cristales de metaanfetamina, así se sirve. Cuidado que a veces se le llama ''cristal''

Por último, exploremos otro tipo de drogas hilando con un comentario que he hecho respecto a la legalidad peculiar, un punto interesante y muy ciberpunk: los nootrópicos. Se trata de distintos tipos de fármacos, que no por ellos son menos drogas, de curso legal en muchos países como medicamentos, pero siendo nuevos, en muchos casos no de farmacéuticas europeas y no prescritos por los sistemas sanitarios es muy posible que no conozcas ese mundillo. Son sustancias que afectan directamente al cerebro y muy libres de adicción de corte física (aunque habría que estimar la psicológica). Antiguamente, los estudiantes, como los soldados en pozos de tirador, solamente tenían anfetaminas y derivados para mantener su atención despiertos, pero ahora hay un gran catálogo de sustancias que literalmente hacen doping para con tus capacidades intelectivas en los campos de la creación y el aprendizaje. No tiene pinta que vayan a ser prohibidas en un futuro cercano, estimo que para ello deberían hacerse populares y existir cierta alarma social (junto a algo de peligro real para la salud, claro, que no dudo que tengan). Este tipo de drogas son la inspiración directa para el chispazo y otras drogas para trabajar que consumía el personaje de Spider Jerusalem en la serie de cómics Transmetropolitan, muy querida en este blog que leen (reseña aquí).
Cualquier tentativa minimamente seria y formada para crear un entorno de ficción futurista con drogas por doquier debería plantearse este tipo de opciones disponibles para los PJ. 

Bueno, esta ha sido la digresión del día, o bueno, de una tarde y luego otra revisando y enlazando el texto. No querría dejar estos productivos temas sin remitiros a la (interesante) historia del Éxtasis y a algo de información sobre nootrópicos en este otro enlace. La fuente es superficial y chanante, a menudo traducen como el culo, pero es muy digerible, ameno y no abunda material así en nuestro idioma sobre estos temas. La cultura del MDMA y el futuro que presentan nos nootrópicos creo que son dos pilares insoslayables para concebir esas drogas del futuro y ese futuro con drogas que podemos necesitar para nuestras partidas.

Al final me ha cabido todo esto en un solo post, pero me queda la sensación de haberme dejado cuestiones que habrían estado bien, quizás en otra ocasión. Añado dos: Sisa, la droga barata para la Grecia actual, puro crack heleno o la droga devoracarne. Otro asunto importante es que si la droga es tan mala ¿por qué los PJ querrían tomarlas? y es que los juegos de rol han sido siempre más que moralistas, estrechos de miras, reflejándose eso en las reglas. Como decía mi abuelo, conviene levantarse de la mesa aún con ganas de comer más. Así que espero en algún momento retomar con estos asuntos. Su interés ayudará a ello, a sentirme responsable de cumplir. Ya saben como va eso del feedback, y aún no sé si este ejercicio bloggero les sirve de algo. Saludos.


Puedes seguir esta serie de posts sobre crear ambientaciones ciberpunk desde la etiqueta y nombre general Afterpunk.
  

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