Miki llevaba años recomendándome El Juego de Ender. A mi lo de ficción protagonizada por niños me carga lo suyo a menos que tenga su edad, así que me he escaqueándome cerca de veinte años, pero ahora iba a salir la película y tuve que hacer como con El Señor de los Anillos, leer a toda prisa que si no los memes de Internet o quien fuera me destriparía el asunto.
¿Qué decir? Pues oye, que ratos tan bien echados. Tardó un poco en engancharme, pero al final lo consiguió. Ender es un niño concebido con permiso del gobierno a sus padres para ser soldado en una guerra contra alienígenas en ciernes (épocas de grandes sacrificios). Sus dos hermanos han sido descartados (una por blanda, el otro por ser prácticamente psicópata) y el buen chaval, monitorizado todo el rato, va pasándolo fatal sin que nadie lo evite, precisamente porque lo que se le hace es ponérsele a prueba para conseguir de él un mejor soldado y mando militar. dicho entrenamiento psicológico no es menos importante que ir aprendiendo disciplina y estrategia en entorno antigravedad (la guerra en el espacio no es sobre plano como la terrestre) y luego desarrollándola con un simulador antes de pilotar y comandar de verdad cazas de combate. Los malos son inhumanos insectoides (los insectores) y tendremos alguna que otra sorpresa por el camino en su breve y amena lectura.
Me ha llamado la atención la dimensión psicológica de los personajes. Como en Duna/Dune, están lo que hacen, lo que dicen y lo que piensan y que no dicen, o lo que piensan respecto a por qué hacen esto o lo otro. También la crudeza y crueldad que deja entreverse en algunos momentos. Para nada es un libro infantil o para la primera juventud. Arrasó en su momento porque aunque no es la primera versión de la historia (o quizás precisamente por ello) forma un bloque cerrado y bien pulido, donde no parece que sobre nada. En aquellos tiempos, mediados de los 80, lo que pegaba fuerte es el ciberpunk, hoy desfasado; sin embargo, esta historia espacial con tecnología plausible pillo a la gente desprevenida en muchos sentidos y se lee mejor que todas esas otras.
Por otro lado, he escuchado más de una crítica en estos años sobre si el libro trasluce religiosidad mormona. Puedo decir que a mi no me lo ha parecido porque está donde empezó a publicar el autor, pero una de las mayores diferencias de esta religión con el cristianismo es precisamente que ellos no tienen el concepto de redención, el superar y compensar los pecados. Si la cagas, vas a la condenación y punto. Leído y digerido todo el libro, no es precisamente un concepto que parezca que apoye el autor, y no voy a meterme en que precisamente ocurre que critica su propia religión cuando ya de principio esta disgresión es cogida de los pelos. Entenderéis a que viene esto al acabaros el libro. No creo que haya tintas cargadas. A veces una historia es, simplemente, una buena historia bien contada, y esta lo es, bien fresca a pesar de los años que han pasado. Con algo así no se topa uno todos los días.
En cuanto la peli, ya veremos que hacen con ella. Yo os animo a la cautela y que os leáis el libro antes, pasando de trailers y todo. El libro da pie a unas cuantas sagas de continuaciones que aún no he explorado, pero podéis centraros en esta como un núcleo cerrado, que funciona así, si os da pereza.
En portadas, hay varias ediciones y ahora mismo por culpa de la peli está en todos lados. Por no elegir entre unas y otras, me he quedado con la que debe ser la de la edición de Miki, que más que vintage me parece ingenua respecto a lo que hay en su interior... canela fina y más de un sopetón.
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