Las Alcantarillas del Poder: Las 100 operaciones de los servicios secretos españoles que marcaron sus últimos 35 años de historia de Fernando Rueda es gozada para un paladar de estos gustos.
El libro propone 100 capítulos de no más de tres folios cada uno que no son todos operaciones como tales (a veces se describe un abanico de ellas, otras un cambio de poder o zancadillas dentro de La Casa) y vienen a ser algo así como las microfichas del periodista en su sección en el programa La Rosa de los Vientos.
El servicio secreto español ha tenido tiempo para enredar mucho y tener oscuro bagaje. Repasaremos cosas conocidas (como el escándalo por las filtraciones de Perote o la incursión para conseguir las cintas de Barbara Rey con nuestro ídem), sabremos más de algunas recientes, como la muerte de agentes españoles en Irak, cómo y por culpa de quién o encontremos alguna nueva sobre la que tirar del hilo (la investigación de Leticia Sabater).
El libro nos contará cómo nuestro servicio arranca siendo un satélite o casi de la CIA y cómo, despechados con este servicio por tomar el terreno a placer o espiar al vicepresidente Guerra, se hacen acercamientos y acuerdos con el MOSSAD israelí, los cubanos o los soviéticos. Hay anécdotas sobre los peligros de usar las embajadas como picaderos, técnicas para colar micros o las pruebas de aptitud para ser agente. Por supuesto, se hablará de la lucha contra ETA.
Hay un par de pasajes que he encontrado especialmente interesantes por como soy. Se trata del saboteo y casi intento de asesinato contra el entonces agente Diego Camacho, actual contertulio de El Vórtice y que veía que pasaba algo raro en el servicio cuando se cocía el golpe de Estado del 23-F. El otro es cuando en la investigación que se le hace a Mario Conde se destina una pareja de agentes a introducirse en un logia Illuminati (de nombre, a efectos prácticos se la llama satanista y luceferina, cuando ambas cosas no son sinónimas) y el agente masculino es convertido y lo canta todo mientras que la mujer destinada se hace devota amante del gran maestre abandonando también el servicio. Pero hay decenas de pequeñas historias así.
El lado bueno del libro es que son muchos capítulos muy breves que de buena gana pueden acompañarte en trayectos en transporte público o el cuarto de baño siendo muy flexible su lectura. Es un libro articulable para leer huecos que nos dé el día. Lástima que enganche tanto, porque no podrás disfrutarlo así y querrás leer más y más.
El lado malo es que conviene estar puesto al día en términos generales en cuanto a la historia reciente de España para ubicar bien los personajes y contextualizar del todo. Hay intención de hacer esto, pero la brevedad de cada capítulo no da para más. Esta brevedad también juega en su contra si estás documentandote sobre esquinas oscuras de nuestra historia planeando hacer algo de espías (como es mi caso), pero el libro puede ser un buen principio para tender un mapa de quién, cuando y por qué para ir luego ampliando las partes que necesites. Para esto es también especialmente bueno.
Si te gusta la historia, los trapos sucios de la política o el espionaje en general, encontrarás muy buena lectura con este libro.
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